martes, 2 de diciembre de 2008

"Yo soy mi obra"

Ensayo sobre la exposición de
Ángela Gurria

“Yo soy mi obra”

Con ese título se presenta en la ciudad de México en el atrio de San Francisco la escultora Ángela Gurría quien nos presenta esculturas en piedra, hierro, bronce, es una exposición que trata de ser una especie de retrospectiva porque las piezas que ahí se presentan son muy variadas y evidentemente de distintas épocas a su vez que soluciones de trabajo tanto material como compositivo.
Estudió letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras y luego escultura de manera autodidacta y posteriormente continuó con los escultores Germán Cueto y Abraham González, en 1973 se convierte en el primer miembro femenino de la Academia de Artes, se considera que la artista siempre guarda un nexo con la naturaleza a pesar que algunas de sus formas sean casi abstractas, también se le encuentra un nexo importante con las culturas prehispánicas y un poco del espíritu de la artesanía mexicana.
Desde mi punto de vista la escultora mas que basarse en la naturaleza, hace una síntesis de los modelos en los que se basa, creando una estilización de formas que al ser sintéticas la gente las interpreta como abstractas.
En su gran mayoría si comulgan cercanamente con la artesanía mexicana, de hecho en ocasiones se vuelve un tanto naïf o ingenua como los jaguares de mármol o, en especial con la serie de flores de cantera que se podría decir hasta ornamentales, o el cactus metálico que mediante un sistema modular nos describe con toda claridad la planta en la que se basó para realizarlo, volviéndose mas una señalización tridimensional que un estudio y abstracción del modelo.
Existe otra serie en la cual la intención es buena pero la solución técnica y formal queda corta para poder concluir con fuerza como en la serie de los aguajes, donde tanto las formas que sugieren el ganado sumergido en el agua no está bien definido al igual que la intención de haber dejado la huella de la copa de desbaste para simular el oleaje del agua creado por el movimiento del rebaño, sin embargo son piezas que marcan una verdadera búsqueda y en todo caso sirven como archivo tridimensional que abre una posibilidad más en la escultura y que algunos de los sucesores aprovecharán con buenos resultados.
Una serie que es importante por la síntesis que alcanza por la combinación entre síntesis, figuración y decoración es la de las aves donde se logra un buen equilibrio de las formas al observar en la parte de atrás un ovoide interrumpido por un elemento decorativo que se asoma entre la forma predominante por medio de una suerte de gotas que son la cola del ave y nos obliga a rodear la obra para resolver el enigma de esta irrupción y al verla de lado observamos el movimiento de las alas culminando al frente con la referencia de la cabeza y el pico del ave, me parece que este es un gran acierto de la escultora que trabaja con una escultura de bulto redondo sin tener que recurrir a la espiral estilo Rodin.
De esa manera nos crea un nexo con la escultura prehispánica que por cierto es una las fases mejor logradas de Angela Gurría al trabajar con formas masivas pero con elementos ornamentales bien definidos.
La serie de mariposas tiene un verdadero vínculo prehispánico y aún cuando trabaja con mármol en algunas de sus estelas los elementos modulares y el contraste pulido en ciertas áreas y rugoso en otras le confiere mucha fuerza y peso, es este sentido que la obra de la escultora se puede relacionar con la obra de Federico Silva quien también retoma el carácter prehispánico pero llevándolo a un lenguaje universal tal como lo hizo Rufino Tamayo mediante su pintura, solo que en el caso de estos escultores la relación es mas inmediata con las formas tradicionales pero aportando contemporaneidad a la propuesta.
Otra fase significativa son las piezas Nube y el Tepozteco, donde en la primera, a partir de un gran bloque de mármol con incisiones sucesivas, nos deja ver los diferentes paneles con formas irregulares que contrasta por medio del acabado pulido y rugoso estos niveles generando movimiento, suavidad y dinamismo. En la segunda los bloques que se suceden hacen una cadena que se relaciona por formas y tratamiento, a pesar que en ocasiones hay una discontinuidad entre una pieza y la siguiente, aunque eso no impide la monumentalidad y fuerza del conjunto.

La nube, 1973
Talla directa en mármol
138x230x42 cm
En palabras de la curadora Miriam Kaiser (página de oncetv, lunes 25 de agosto, http://mx.news.yahoo.com/s/080825/40/gk6z5j.html) "Aquí, en esta vez que casi son 30 obras, no vamos a ver la figura que también la ha trabajado, no vamos a ver arte abstracto que también lo ha trabajado, porque le quisimos hacer un homenaje a la naturaleza", me parece que temáticamente si existe ese vínculo pero no formalmente por lo que mas arriba se comento sobre los diferentes formas de abordar un mismo tema y en tiempos y circunstancias que variaron.
Cuando deciden titular la exposición con el nombre de “Yo soy mi obra”, nos habla de una voluntad de expresarse plenamente y sin dudar en abarcar múltiples facetas e intereses reflejando la personalidad de la artista y dejando una traza de la feminidad con la que resuelve sus esculturas como todo artista que se ve enfrentado tanto al ejercicio libre creativo, tanto como a la resolución de un encargo con condiciones específicas de tema, material o ubicación las cuales se tienen que resolver de diferentes maneras, Ángela Gurría lo expresa de la manera siguiente:
"Soy geométrica, abstracta, figurativa, según lo requiere el espacio, trato de no repetir figuras. He hecho modelado, tallado en piedra, también escultura a nivel de paisaje; ahora señalo los grandes sistemas de construcción”, Artes e Historia México,http://www.artshistory.mx/pieza_mes/index.php?id_pieza=18082004104731.



La obra de Ángela Gurría es un documento importante por la trayectoria que ha tenido a nivel nacional e internacional y por el contacto con otros artistas en la ruta de la amistad como Helen Escobedo, Mathias Gheritz, Alexander Calder, Germán Cueto y otros, además de su desarrollo puesto que en México existen contados ejemplos de escultoras que hayan destacado al nivel que ella ha logrado hacerlo.
Horacio Castrejón Galván

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