Es natural que se vea hacia las raíces que los citadinos hemos perdido, esa mirada hacia la naturaleza con la que solo la encontramos como un tapete de pasto o un arbusto que se ha convertido en mueble cuando lo transformamos en un cubo verde que adorna lo largo de nuestra acera.
A mi me gustan los irreverentes árboles y plantas que se cuelan entre las fisuras de la banqueta y los edificios y que luego la agrietan y la levantan dando paso a la vida por la vida misma,por que es como un artista que se impone entre toda la multitud aborregada que inunda nuestras ciudades con olor a humano.
Esta es una opinion que como escultor trato de llevar a mi obra y que se enriquecerá con las opiniones de quien vea y comparta comentarios sobre ésta y las elucubraciones en torno a la volumétrica pasión por los materiales.
domingo, 17 de agosto de 2008
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