sábado, 9 de mayo de 2009

Carol Miller


En la casa de Anáhuac
Carol Miller


Carol Miller nacida en California en 1933 es una mujer polifacética que además de dedicarse a la escultura es periodista y escritora, su obra se ha exhibido tanto en México como en Estados Unidos, Latino América y Europa, cuenta con mas de 100 exposiciones colectivas y mas de 25 individuales, desde muy temprana edad le llamó la atención México y su cultura y cuando tuvo la oportunidad de venir a realizar un reportaje fue cuando decidió establecerse en este país adoptándolo como segunda patria y fuente de inspiración.
Le gusta hacer escultura de lo que más le interesa que son los viajes y relacionar las diferentes culturas con la prehispánica mexicana, la historia la mitología, los dioses y las polaridades es con lo que ella trabaja.
Comienza a trabajar la escultura luego de una invitación de Charlotte Yasbek a su taller, de ahí ha trabajado el modelado que luego moldea y vacía en bronce.



Evidentemente es muy distinta la concepción de una persona que ha estudiado la escultura profesionalmente de alguien que la desarrolla a la par de otra carrera, porque si bien cuando se presencia la escultura de Miller se perciben elementos tridimensionales acertados, otras tantas se quedan en un goce de formas, volúmenes y planos fortuitos que solo cumplen la función de adornar la obra mas que apoyarla, es justo en este punto que se observa la diferencia entre un escultor con toda la escuela y una persona que a base de trabajo va encontrando elementos que le gustan y los reitera creando entre los ámbitos galerísticos lo que se denomina como estilo; es indiscutible que hay un gozo por las formas alargadas y estilizadas que de manera intuitiva se relacionan con las personas porque les hablan en el lenguaje que ellos mismos utilizarían de ahí tal vez su éxito en el mercado.
Un buen punto de interés en la obra de Miller en el espacio y el equilibrio, que al alargar las formas hace más evidente tensándolas y extendiéndolas hacia varias direcciones lo que genera un mayor interés en las frágiles formas humanas que se interrelacionan generalmente en parejas.
Las despersonalizadas cabezas que carecen de rostro y expresión, nos ayudan a que cualquiera se identifique con los personajes pero pueden también caer en una uniformidad que las intricadas poses no son suficientes para darles un carácter definido y atomizarse entre todo el conjunto.


En el caso de los felinos es diferente porque la plasticidad propia y el respetar la anatomía del cráneo para completar la experiencia del elemento representado sin tanta síntesis nos ayuda a poder visualizar un carácter en cada uno de ellos; otra serie acertada son los niños a los que la artista trabaja apegándose al modelo del representado volviéndolo mas legible, menos idealizado, más palpable a lo que sería la esencia y gracia de un infante y por ende despertando las reacciones y sentimientos que se tendrían ante un ser real de esa edad.



La obra de Carol Miller es notoriamente femenina ya que al igual que muchas artistas tienden preferentemente a la anécdota, nos tratan de contar una historia completa en cada obra o toda una forma filosófica de pensamiento y no un concepto, además de tratar los volúmenes que las componen son más suavidad, esto aunado al material con el que se trabaja produce en cada caso un diferente resultado, y de esto se da cuenta en el momento que cambia de trabajar con barro a la plastilina, al respecto me llamó la atención la respuesta que tuvo en una entrevista sobre el tema y que en palabras de ella misma dice:

“antes estaba como transportada y pasaba días enteros con el barro, la plastilina te da algo muy deseable en la vida: la pausa, la reflexión y puedes recapacitar. Con el barro hacía las piezas con una gran desesperación, acababan dictándome a mí cómo querían ser, ahora con la plastilina me relaciono de diferente manera con el material. Los materiales son elementos vivientes. Hay un diálogo entre el artista y el material y a dónde te conduce determina no sólo la pieza final, es un proceso metafísico, espiritual, íntimo”. http://www.lideresmexicanos.com/articulos.php?id_sec=44&id_art=1135&id_ejemplar=89

El material es importante para realizar una obra y éste tiene un papel fundamental tanto en el desarrollo de ésta como el resultado según se utilice, pero nunca debe ser éste el que dicte las formas sin control del artista, debe de existir un diálogo entre ambos que lleve a un fin, la escultura.

Lo que no deja de sorprender es el mundo de las ideas y de las formas de trabajar la tridimensión que a pesar de los años y de los posmodernismos vigentes, este tipo de manifestaciones que se han realizado por años, tengan aceptación hay en día y a pesar de los furiosos ataques hacia una escultura de galería, ésta no ha dejado de estar presente y continuando su vida conviviendo con el intelectualizado arte contemporáneo y despertando un interés en un sector del público, sin importar las tormentas de lo “artísticamente trascendente”; este tipo de arte, existe, y nada más.

Horacio Castrejón Galván

Veta de sol



Veta de Sol

Para desarrollar el proyecto escultórico se podía partir de varios criterios, uno puede ser a partir de concebir una forma y de acuerdo a ésta conseguir un bloque adecuado. Otro punto de partida puede ser a partir de la forma del bloque trabajar aprovechando con las formas que este sugiere, otra posibilidad es el partir de un concepto.

En el caso de la obra que se realizó, decidí partir del aprovechamiento máximo de material que consistía en dos bloques de mármol llamado “Grano de Sal” los cuales quería relacionar por medio de la forma, el contraste de textura y un elemento de otro material que reafirmara esta propuesta y a su vez valorara el espacio entre las dos piezas y en realidad se convirtiera en una materia mas de trabajo la que ayudaría a dar mucho mayor dimensión a la obra y estuviera íntimamente relacionada.

Boceto de los bloques de mármol
blanco, a partir de los cuales se
estudiaron las propuestas para la
obra.



Mi obra escultórica se basa en la relación de los materiales de acuerdo con el concepto que se exprese en cada obra, una constante es la huella que deja el paso del tiempo sobre los materiales causada por el desgaste, la erosión, la oxidación, etc.
Todas estas huellas las podemos apreciar en el gran libro abierto que es la naturaleza. Cuando observamos una piedra rodada por el río hasta convertirse casi en una esfera, las capas de colores y textura dejadas al descubierto en una ladera, las raíces de un árbol entrando y saliendo de la tierra o envolviendo una roca, las estelas blanquecinas que deja la sal depositada en un charco, etc.


Pero también el entorno urbano nos puede enseñar sobre desgaste y erosión y por consecuencia esa huella del tiempo que nos hace pensar en la historia de el objeto, de la apariencia que tendría anteriormente y nos provoca el reflexionar sobre como llegará a transformarse en el futuro.
Cuando vemos una banqueta con grietas producto de la lluvia, el sol y la exposición a los cambios climáticos, o un poste de concreto cuyas varillas de estructura asoman como huesos de acero y destilan la herrumbre que colorea la superficie, raíces de plantas y árboles que deforman el pavimento al abrirse camino lentamente y que decir de la negra capa de contaminación que van depositando los escapes de los autos sobre las fachadas y edificios.

Todas estas observaciones que cotidianamente se nos presentan en nuestros trayectos generalmente pasan desapercibidas pero son un magnífico archivo vivo porque cambia constantemente y da lugar a nuevas manifestaciones que en mi obra tratan de estar presentes y forman parte del lenguaje de las esculturas que realizo.


Realicé varias propuestas tomando como materiales la piedra, el metal y el espacio, tomando en cuenta principalmente la dirección horizontal de los bloques ya que las proporciones y características me lo sugirieron, no obstante se estudiaron variantes donde se llegó a incluir combinaciones verticales horizontales, como también solo la dirección vertical, solo que este proceso se realizó una vez teniendo una serie de maquetas que se modelaron en plastilina por la facilidad y agilidad para poder manipular los elementos, pero no se realizo un registro de ese proceso.


Dadas las condiciones de los bloques y las condiciones que se plantearon en un principio el boceto que se seleccionó fue el tercero por ser el que mas se ajusto a esos parámetros de continuidad, aprovechamiento máximo del bloque, utilización del espacio valorado entre ambos y el metal reafirmando el dinamismo de la curva que se trabajaría con textura y a su vez sería parte clave del plano superior por marcar un contraste lumínico y desembocadura de la conexión que se estableció a su vez entre la textura lateral y el plano pulido por medio de sutiles y pequeñas grietas que terminan en la barra de latón pulido.

Proceso

Se comenzó por trabajar la curva lateral que sería la que daría continuidad a la obra y se determinó al mismo tiempo la separación entre los bloques de mármol, este proceso de desbaste se realizó por medio de la utilización de martillo neumático y un puntero y gradita o cincel dentado.

La segunda etapa fue determinar la curva de la concavidad que se realizaría en cada pieza y que aún con la separación esta coincidiera tomando en cuenta la distancia, además que el bloque mas pequeño y alto contendría la concavidad mas pronunciada y el otro por ser mas extendido reduciría notablemente la concavidad y la curva de la barra sería menor.


En la tercera etapa se trabajó con una esmeriladora eléctrica el costado de la obra trazando líneas rectas con el disco grande y tratando de profundizar lo más posible en la piedra, estas líneas fueron hechas sin seguir un parámetro especial que la composición más casual que se pudiera.
Una vez concluido el trabajo con la esmeriladora se trabajó con un cincel plano tratando de hacer cortes irregulares para que la textura resultante pareciera producto de la erosión natural, fue como intentar imitar la textura del acantilado de una montaña y a pesar que el resultado que se deseaba era lo más irregular posible, los golpes debieron de ser certeros, compararía esta labor como el talento de un cortador de diamante pero que en vez de tratar de realizar una cara plana tratara de realizar una cara irregular.

Luego de terminar con la cara lateral se trabajo con la cara superior por medio de una pulidora con una copa de piedra, pero solo para rectificar un poco la concavidad, una vez rectificado el plano se realizó una línea curva con la esmeriladora pequeña, que serviría de guía para poner la varilla de bronce y posteriormente se pulió a mano con diferentes copas cada vez mas finas para continuar con lijas de agua de gruesa a fina y terminar con ácido el pulido.
Se amoldó el latón a la forma de la escultura y se pulió.

El último paso fue el trazar por medio de una fresa de diamante y un moto tool, las grietas que unirían la textura lateral con la parte superior hasta desembocar en la barra de latón, cabe señalar que este proceso llevo varias horas de trabajo por el trazo de las grietas el cual se cuidó que fuera lo mas natural posible.
Así se concluyó con el trabajo con el proceso técnico de la obra: Veta de Sol


Medidas: 63 de largo x 31 de ancho y 22 cm. de alto.

Año de realización 2007

Materiales: Mármol “Grano de sal” y latón

Técnica: Talla directa



Algunas Consideraciones sobre la Escultura


Desde la antigüedad muchas culturas adoraron al sol considerándolo incluso como un dios, en la tradición católica las representaciones siempre están rodeadas por un resplandor o un alo sobre la cabeza.
El material con el que se relaciona tanto a la luz solar como a las deidades es el oro, material que también se a utilizado en muchas culturas desde hace muchos años, a veces por su destellante color y reflejos, por su supuesta incorruptibilidad, además es uno de los pocos metales que puede encontrarse en estado puro sin que se mezcle con otros materiales reforzando así su mística procedencia.
El oro pasa a través de las montañas como una vena que recorre el cuerpo y le da vida; a su vez la montaña es la fuerza que contiene y custodia esa energía resplandeciente que guarda en sus entrañas.

La obra Veta de sol, representa la fuerza de la montaña por medio de la textura lateral que da continuidad visual a una y otra parte de la obra que describe una curva, en la parte superior la superficie es pulida y refleja destellos de luz a través de los cristales del mármol, éste plano superior es atravesado por una línea dorada de latón pulido que conecta la piedra siguiendo su forma inclinada y cóncava y pasa de una forma a otra como el sol pasa a través de las montañas y las une.
La curva puede hacer pensar también en la espiral logarítmica que parte del principio del número de oro o sección áurea que Lucca Pacioli nombró la divina proporción y si regresamos nuevamente a nuestra referente de la naturaleza, podríamos pensar en un río que desciende de la montaña arrastrando oro en el trayecto de sus aguas cristalinas similar a la amalgama que hacen los cristales de mármol y el brillo del latón.



Horacio Castrejón Galván

domingo, 8 de febrero de 2009

Jardín Onírico

Jardín Onírico
Maribel Portela nacida en México en 1960, realizó estudios de arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, ha expuesto en Estados Unidos, Alemania, varios países de Sudamérica y en múltiples estados de la república.

En la exposición del Palacio del Arzobispado presenta la exposición de Jardín Onírico que a diferencia de sus obras anteriores no representa diosas o las manos que representan diversas facetas de un elemento dándole un símbolo específico por medio de esgrafiado, esmaltes, engobes, etc.

Al parecer esta muestra tiene como punto de partida el libro Los jardines secretos de Mogador, del escritor Alberto Ruy Sánchez, donde los colores son muy discretos, principalmente blancos, ocres, esmaltes trasparentes pero mates y prácticamente no son parte fundamental de la obra sino solo apoyo para sutiles matices o énfasis de ciertos elementos que quiere destacar.

Las formas remiten sin lugar a dudas a elementos vegetales, cactus, tallos y flores gigantes cuyas formas se retuercen en el trayecto del suelo hasta el remate en la parte superior. Cada una de sus piezas que en total son 120 de entre 40cm a 2 metros de altura, tienen una personalidad propia y pueden funcionar individualmente, no obstante la museografía es muy acertada al reunirlas por conjunto de piezas que forman un conjunto que nos lleva a pensar que realmente estamos inmersos en un jardín de abundantes elementos vegetales de alguna especie extraña porque son blancos, es efectivamente como un bosque de sueños donde el claroscuro de la luz cenital nos descompone las formas reafirmando el movimiento y los elementos que la conforman hasta los remates que usualmente se encuentran en la parte superior y que se abren para recibir el espacio o están cerradas herméticamente haciéndonos pensar en el contenido de vida en su interior, otras más desvían su trayectoria hasta enfrentar directamente al espectador, envolviéndolo y a la vez invitándolo a penetrar en el interior de sus formas.
En la última parte de la exposición se muestran unas obras que combinan madera y cerámica haciendo un fuerte contraste entre las calidades de los materiales y los colores debido a que a la madera se le aplico una tinta o se oscureció por algún medio, y por otro lado la cerámica que mantiene en blanco, algunas de estas piezas son mas referenciales a cactáceas de las cuales seguramente retomó las formas pero el efecto del contraste se puede decir que le pone un toque de color similar al estallido cromático que desprende una flor que surge de un verde apagado y uniforme volviéndose como una luz que surgió de la sombra.

Una última reflexión al recorrer las salas es la fuerte influencia arquitectónica que podría tener por ser elementos basados en cilindros y que nos remiten a columnas, además de los elementos rítmicos que sobre todo en los capiteles se permite abarrocarse y detallar con una riqueza de la que frecuentemente carece el fuste y en este caso no sostienen mas que el peso del espacio pero que a la manera de Gaudí con sus remates de chimeneas o cúpulas nos remiten a lo orgánico.

Horacio Castrejón Galván